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* ENSAYOS *

ARTESANÍAS EN PRISIÓN
Proyecto de investigación

Sylvia Ríos Montero

* Historiadora del Arte
1.-De cómo surge esta historia..
Durante el año 2008, se le solicitó a Ruth Vuskovic por parte del futuro Museo de la Memoria, la realización de un catastro sobre las colecciones de artesanías reunidas en el período de la dictadura por diferentes organizaciones de DD.HH. Este trabajo llamado Catastro de las colecciones de 6 Instituciones de DD.HH. nace de una primera revisión de 4000 objetos, en el contexto de la formación del Museo de la Memoria en el que RVC trabajó como consultora para estas colecciones.

A inicios de 2009, fui invitada por Ruth a formar parte de este proyecto del que a poco avanzar participamos con una Ponencia en el VII Seminario Nacional de Artesanía. (Redes y Comunicaciones: 30 y 31 de julio) en la Universidad de Santiago de Chile, organizado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, área de Artesanía. Departamento de Creación Artística. Al realizar la exposición, de la Ponencia en julio de 2009, nos percatamos del interés por el tema – prácticamente desconocido, salvo algunos estudios muy puntuales- y este hecho nos motivó aún más para continuar investigando.

Este trabajo, nace desde la memoria y va hacia el rescate de su historia y contexto en que las obras se produjeron en el período de la dictadura que va desde entre los años 1973- 1990.

Las artesanías se realizaron en un contexto socio –cultural que les otorga un sello, y es desde ahí, que tratamos de entenderlas y explicarlas. Esta es una investigación que se inicia con los objetos propios del Museo Nacional de la Memoria y los DD.HH. y que pronto nos llevó a las personas que los realizaron, a sus testimonios, a conocer el aspecto humano de la situación en que ellos fueron realizados. Estos contactos nos ayudaron a reestructurar una realidad del pasado y que hizo que los objetos artesanales, adquirieran una dimensión nueva. También nos llevó a dimensionar otro aspecto, que hizo que se constituyera éste en un trabajo de rescate urgente, debido a que algunos de sus protagonistas se encuentran ya fallecidos o de avanzada edad.

También nos hemos preocupado de incluir otras artesanías realizadas cerca de la prisión, dentro de lo que hemos dado en llamar el “país prisión” entre estas hemos investigado las realizadas por los grupos de los familiares de DD.HH, de organizaciones de familiares de PP (presos políticos) y de otros organismos allegados al alero de la Vicaría de la Solidaridad como talleres de Cesantes o de Jefas de hogar orientadas por monitoras especialistas en diseño. De estos espacios surgieron muchas de las arpilleras, realizaciones emblemáticas de este período.

Debemos considerar además que durante la dictadura hubo una cantidad grande de lugares de detención, algunos temporales, otros que duraron algunos años y muchos clandestinos Entre otros: la Cárcel Pública de Santiago (hoy desaparecida), la Penitenciería de Santiago (hoy Centro de Cumplimiento Penitenciario Santiago Sur), por supuesto el Estadio Nacional y el Estadio Chile (hoy Estadio Víctor Jara). Dentro de Santiago también estuvieron la Casa Correccional de Mujeres, Tres y Cuatro Alamos, Villa Grimaldi, el Campo de prisioneras de Pirque en el sector de San Juan de dicha comuna. En regiones se instalaron Campos de prisioneros como Puchuncaví (V Región, el campamento Chacabuco (II Región), uno de los más conocidos. También hubo un centro de detención en la isla Dawson, situada en el estrecho de Magallanes y que forma parte del archipiélago de Tierra del Fuego.


2.-Las artesanías en prisión: un modo de sanación, una liberación
Al observar la cantidad de objetos de las colecciones del Museo de la Memoria lo primero que nos llama la atención es su diversidad de formas y materiales. Hay muñequitos, textiles, blusas bordadas, chalecos, miniaturas en hueso, vestuario, joyas en metal y hueso, relieves en madera y cuero, monederos, carteras, billeteras, cigarreras, collages de telas, lápices embarrilados, réplicas de barcos como el Andalién ( que trasladó prisioneros desde Valparaíso a Chacabuco) réplicas de torres de vigilancia que también sirvieron como barretines. Los materiales en su mayoría fueron reciclados y las técnicas empleadas muy variadas. En cuanto a las herramientas, la mayor parte fueron de una simplicidad tal que eran fabricados por ellos mismos de clavos y palillos. Para tejer, en ocasiones usaron telares, que cuando se podía eran llevados por amigos o familiares.

Nos hemos dado cuenta, además que muchos de los objetos realizados conservan una línea que los emparenta con el oficio artesanal carcelario tradicional, como es el caso del trabajo en cuero, los colgantes en hueso y en metal, así como los realizados con materiales reciclados: collares en papel de diario o muñecos de tela. Se dio el caso, algunas veces, que los PP aprendieron de los reos comunes como fue el trabajo del mimbre en la Cárcel Pública.

La necesidad de crear en prisión se produce mayormente cuando las circunstancias de estabilidad y de permanencia lo permiten. Pero en otros casos la necesidad fue muy fuerte y se produjo desde el comienzo. En la isla Dawson, por ejemplo, las condiciones de sobrevivencia eran muy adversas. Allí los prisioneros a pesar de la rudeza con que eran tratados, de los trabajos forzados a los que fueron sometidos, de las condiciones tan duras del clima, se dedicaron a tallar piedras negras encontradas con abundancia en el lugar. Para esta tarea solo poseían una rudimentaria herramienta que era un alambre de púa de gran calidad, y con él crearon colgantes que fueron regalados a sus familiares (esposas e hijas) en las ocasionales visitas de la Cruz Roja. Estas “joyas” serán lucidas por ellas como signo de rebeldía lo que dará pie a que sean prohibidos por las autoridades.
Colgante de piedra. Isla Dawson, con tallado de silueta de la isla.(1973)

Crear es también un modo de expresar dignidad, el prisionero era humillado y su autoestima llevada a lo más bajo, se trataba de que se sintiera inferior. Muchos venían del infierno de la tortura, sus compañeros los contenían como podían en estas difíciles circunstancias. A los pocos días, cuando ya se sentían más estables, la realización de un trabajo manual significaba un modo de evasión, muchos de ellos expresaron que el trabajo artesanal los ayudo a “reconstruirse como personas” En ocasiones era también una tarea colectiva, a través de él lograban sentirse más unidos. En muchos casos los lazos que se establecieron en esas condiciones, los hizo hermanarse para toda la vida.

En algunas cárceles, los prisioneros(as) eran monitoreados en sus tareas artesanales por especialistas quienes les enseñaban las técnicas y los motivaban a trabajar. La comercialización de estos trabajos significó una ayuda para los internos y sus familias. En los años 80, luego de detenciones masivas, también las monitoras enseñaron. Así surgieron las primeras lanigrafías; los familiares llevaban los materiales para realizar esta tarea. En todos los talleres se descubrieron talentos y hubo mucha catarsis lo que contribuyó a la sanación.
Colgante de metal (trapelacucha)
Diseño con influencia de la Brigada Ramona Parra (años 80).
Colección particular.

Inicialmente, existieron talleres que tuvieron una labor terapéutica fuera de los lugares de detención como sucedió con los talleres de FASIC (Fundación de Ayuda de las Iglesias Cristianas). Todo estaba centrado en la sanación emocional y en la reparación de los daños ejercidos por la prisión y la tortura, fue además muy importante el hecho de sentir la pertenencia a un colectivo. Estuvieron apoyados por un equipo profesional como terapeutas ocupacionales, sicólogos, diseñadores. Más adelante surgió la necesidad económica que transformó la mera expresión catártica en una tarea artesanal.


3.-Realizaciones emblemáticas
Tal como hemos señalado anteriormente la cantidad y variedad de obras fueron muy variadas. Sin embargo algunas de ellas, lograron llegar a tener el carácter de emblemáticas. Entre las más connotadas realizaciones que hemos considerado emblemáticas se encuentran: el soporopo, el negro José, el caballito de mar, los colgantes de metal, madera o hueso representando una paloma, los collares de miga de pan, las tablas de Chacabuco y las lanigrafías, entre otras.


El soporopo
Un muñequito realizado con restos de telas de colores, de sobrantes y relleno fue símbolo de ternura y compañía. Se dice que fue creado en 3 Alamos en 1974 por las presas como regalo de Navidad para sus hijos y familiares. Tuvo doble vida, como juguete de compañía y vehículo clandestino de información: Era lo que se conoce como “barretín”, en su interior transportaron mensajes o denuncias con nombres de torturadores o planos de las prisiones …dice Cármen Rojas (Nubia Becker) en su libro Memorias de una mirista: "la información procesada la escribimos en pequeños trozos de tela con la que rellenábamos soporopos, que a su vez sacaban nuestras visitas, para llevarlas a la Vicaría y enviarlas a la Comisión de DD.HH. de la OEA”.
Soporopo. (Tela y relleno).
Propiedad del Museo Nacional de la Memoria y los DD.HH.

El Negro José, es otro muñequito - símbolo de la prisión. Su existencia tiene una historia. Cuando salía en libertad alguien en 3 y 4 Alamos, para destacar este hecho, las prisioneras y prisioneros cantaban el tema El Negro José. En otras versiones sobre su origen se señala que al salir en libertad un prisionero(a), los compañeros cantaban este tema como una manera de anunciar su libertad y por el temor a su desaparición. Distintamente al material de confección del soporopo, el negro José se realizó tejido en lanas de colores muy llamativos. Sus dimensiones son pequeñas: no más de 10 cms.

El caballito de mar es otra de las figuras artesanales relevantes creadas en prisión política. Respecto de su origen hay una historia doble: por una parte nos cuenta un expreso político que el caballito es una figura que les queda grabado a los prisioneros y prisioneras en los escasos minutos cuando al ir al baño, logran subrepticiamente levantarse la venda y ver algo. Muchos de ellos miran al suelo y ven en la tapa del desagüe de éste: un caballito de mar de bronce. Otra versión dice que los prisioneros lo hacen suyo como símbolo ya que “nada parado y muere parado”, entonces los representa en el sentido de no dejarse arrasar por la adversidad y estar “siempre de pie”.
Caballito de mar. Madera tallada. Propiedad Particular.

Los colgantes
Son de los objetos más comunes en el arte carcelario y también en la artesanía de PP; se realizaron en varios materiales como monedas, madera, piedra y hueso. Las más numerosas de encontrar son las de monedas en desuso o en alpaca. Trabajadas con diversas técnicas como el calado o el esgrafiado, se realizaron a través de todos los períodos y sus diseños representaron temas políticos, sociales, conmemorativos, religiosos y amorosos. En algunos casos los diseños eran realizados con un molde o plantilla, en otros un artista diseñaba y los demás completaban o copiaban como fue el caso del pintor Gullermo Núñez en Puchuncaví. Muy común fue el diseño de la paloma como símbolo de paz y libertad.




Colgante de hueso. Probablemente, diseño del artista Guillermo Núñez.



Colgante moneda. Calada con figura de paloma. Colección particular.1976.

Los collares de miga de pan

Collar de miga de pan (fragmento). Propiedad del Museo Nacional de la Memoria y los DD.HH.
Estos collares son, quizás, históricamente de las primeras creaciones de los PP; se realizaban con los restos del pan, las cuentas se unían con hilo y luego se pintaban con témpera o cualquier pintura que se tuviera a mano y finalmente se barnizaban. Eran de gran sencillez pero demostraban la necesidad de crear a pesar de las difíciles condiciones en que se estaban produciendo. Son la prueba, también que a pesar de todo, las mujeres tenían las ganas de adornarse, de acicalarse contrarrestando de esta manera también lo que el vejamen, la tortura, el encierro trataban de hacer con su autoestima. Son una demostración que con los mínimos elementos en ese ambiente de escasez se podía hacer algo.

Las tablas

Tabla de Chacabuco. Madera tallada. Propiedad del Museo Nacional de la Memoria y los DD. HH.

Los relieves sobre madera se realizaron casi exclusivamente en el Campamento de Prisioneros de Chacabuco. Esta fue una oficina salitrera abandonada después de la crisis de salitre en los años 20. En medio del desierto, resultó ser un lugar ideal para que la Junta Militar, instalara allí un Campo de Prisioneros. En la actualidad, bastante desmantelada, ha sido declarada Monumento Nacional.
Para la realización de la “tablas talladas”, se usaron las tablas del mismo campamento que eran de pino oregón, muchas veces desarmaron la estructura de una cama para conseguir la madera, las herramientas al comienzo eran muy rudimentarias, apenas unos clavos que se arreglaron para estos fines.

Más adelante lograron más y mejores herramientas a través de la visita de la Cruz Roja y la Iglesia Católica. La mayoría de las tablas representan el campamento, lo característico: la calle principal con las viviendas, las torres de vigilancia y la iglesia. Fue prohibido representar las alambradas que rodeaban el recinto.

Las lanigrafías
Los trabajos realizados en lanigrafía fueron característicos de los PP de los años 80, en este período se realizaron como producción masiva ya que su elaboración se desarrolló en cadenas de producción con diferentes especialidades siendo la lanigrafía una de ellas. Existían temas propios con modelos a repetir como es el caso de la guitarra de Violeta Parra, el rostro de Víctor Jara o las palomas. Estos temas llegaron a constituirse en símbolos propios, reconocibles como símbolos de las artesanías de la prisión política de los 80.
Paloma en lanigrafía.
Propiedad del Museo Nacional de la Memoria y los DD.HH.

Otras artesanías destacadas  
En el área de los textiles podemos apreciar que se confeccionaron además de los soporopos y las lanigrafías variedad de bolsitos , bolsos , carteras, chalecos en diferentes técnicas como el palillo, el crochet y el telar. También la tradición campesina produjo y transmitió el conocimiento del quehacer de ponchos y cinturones confeccionados a telar. Tenemos testimonio del uso del telar en Chacabuco y Tres Alamos como también en la cárcel de Linares , en Puchuncaví y Concepción.
Faja cinturón con hebilla. Propiedad del Museo Nacional de la Memoria y los DD.HH.

La habilidad de algunas presas y las influencias venidas del exterior produjeron blusas bordadas en tela de algodón y lana. Encontramos algunas en las realizadas por un grupo de PP del MIR en 3 Alamos, que revelan en su diseño las influencias de las blusas mexicanas y ecuatorianas. Actualmente algunas ex presas continúan realizándolas y comercializándolas como lo pudimos comprobar en un encuentro realizado en Noviembre de 2013 en la Villa Grimaldi.

De la tradición de las cárceles comunes, podemos rescatar los trabajos en talabartería como es el caso de carteras, monederos, llaveros, cigarreras, bolsos y bolsitos. Muchas veces las técnicas fueron enseñadas a los presos políticos por los reos comunes.

Blusa bordada (detalle), influencias de artesanías de México y Ecuador.
Colección particular.

Celda de aislamiento. Miniatura de hueso
Propiedad del Museo Nacional de la Memoria y los DD.HH.



Los trabajos en hueso han sido también propios del arte carcelario tradicional. Antiguamente se realizaban barcos, aves en actitud de vuelo cuya significación alude a las ansias de libertad. En la prisión política los prisioneros(as), además de los conocidos colgantes también tallaron miniaturas de las herramientas de trabajo, u otros motivos como celdas de aislamiento o elementos de tortura.
Cartera de cuero. Arte tradicional carcelario.
Propiedad del Museo Nacional de la Memoria y los DD.HH.


Las Arpilleras
Las arpilleras, sin duda, son obras muy importantes confeccionadas durante el período de la dictadura y que además se han considerado emblemáticas por la tarea de denuncia que ejercieron. Fueron también las obras más difundidas especialmente en el primer período de ésta (1973-1980). Se han escrito varios estudios sobre ellas, por lo cual, nosotros hemos considerado no dedicarles un estudio especial.


4.-Qué queremos que persista
Este es un estudio realizado desde la memoria y la historia, una memoria que debe persistir, que ha quedado en los objetos que nos hablan y nos comunican el dolor vivido, como también de la esperanza existente en cada trazo de los colores empleados en los bordados, en las lanigrafías, en la ternura de los muñecos… que nos cuentan de la intención del barretín en la denuncia o la información proporcionada en la comunicación clandestina. Pero también lo hacemos desde la memoria política, en la búsqueda de la libertad, por la justicia social y por un proyecto de sociedad que pensamos posible aún. Y especialmente por el recuerdo de quienes cayeron en esos años de oscuridad que esperamos que no se vuelvan a repetir en nuestra historia como país.


Sylvia Ríos Montero
Santiago de Chile, mayo de 2014