Cuadernos Heterogénesis III: ¿Existe América Latina?
Revisión Crítica


Carlos Pérez





El renovado interés en los medios académicos y políticos por la cuestión del Estado nacional, las identidades étnicas y los nacionalismos ha producido una cantidad apreciable de trabajos sobre el tema en Europa v América. La disolución de la antigua Unión Soviética y del llamado campo socialista ha creado condiciones para el surgimiento de numerosas expresiones de reivindicación nacionalista en muchas de las regiones que constituyeron parte de la inmensa geografía de la otrora superpotencia socialista y de sus aliados.

El estallido de violentos conflictos étnicos en el Cáucaso y los Balcanes sorprendió a los medios académicos de Europa occidental ocupados en especulaciones sobre el progresivo debilitamiento de las viejas identidades nacionales y la eventual desaparición de los estados nacionales en un futuro no lejano.

También los estudiosos de América Latina, dentro y fuera del continente americano han mostrado interés por los procesos de construcción del Estado-Nación y por la necesidad de trascender el discurso patriótico nacional y descubrir la diversidad de los actores sociales detrás del concepto de nación.

El antropólogo social de origen chileno Enrique Pérez Arias, radicado en Suecia desde hace muchos años, ha publicado recientemente con el apoyo de la revista Heterogénesis una antología con el sugerente título La reconstucción del mundo en América Latina (Lund. 1998). en la cual reune una cantidad de ensayos sobre el tema mencionado. La muestra es muy interesante y refleja la amplitud en las posibles aproximaciones teóricas al fenómeno del nacionalismo, las identidades étnicas locales y el papel del Estado en diferentes países de América Latina.

Probablemente hubiera sido muy interesante para el lector si el recopilador en la parte introductoria de la obra hubiera relatado el proceso de concepción del libro v la manera en que, desde Suecia, estableció una comunicación con una cantidad considerable de académicos de diversos países ocupados en la temática mencionada. Asimismo una explicación de los criterios de selección y agrupación de los aportes recibidos en diferentes unidades temáticas hubiera sido bienvenida por aquel grupo de lectores preocupados por los aspectos metodológicos. Enrique Pérez ha, lamentablemente, omitido en su nota introductoria una necesaria presentación de los autores de los diversos artículos que integran la antología.

La temática concreta de los artículos es a mi juicio demasiado amplia y su calidad bastante desigual. Algunos de ellos merecen destacarse de manera especial. como por ejemplo la contribución de Jussi Pakkasvirta, «Utopías de la Unidad y Límites del Nacionalismo: Perspectivas Intelectuales desde la década de 1920». Este autor compara, en la primera parte de su ensayo, de un modo muy general los nacionalismos latinoamericanos con los nacionalismos europeos del siglo XlX y señala el papel relevante de los nacionalistas y los movimientos románticos. culturales y lingüísticos en la promoción de las aspiraciones nacionalistas en la Europa de esa época. Según Pakkasvirta, la idea del Estado Nación en la Europa del siglo XIX se fundamenta sobre utopías de las culturas locales homogéneas exaltadas por estos movimientos. Por el contrario en América Latina las jóvenes repúblicas independientes surgen como comunidad política sin mucho contenido concreto debido a la carencia en sus respectivas geografías de sentimientos «protonacionales». Según Pakkasvirta la existencia de los nuevos Estados latinoamericanos no se basaba en ningún sentido nacional ni en identidades locales sino en fronteras administrativas coloniales. Mientras en Europa los movimientos nacionales y lingüísticos del siglo XIX aspiraron a formar Estados, en América Latina el objetivo histórico de los Estados independientes era la creación de la Nación.

La interpretación de Pakkasvirta es muy sugerente e inspiradora. Ciertamente la transformación del imperio colonial español en América en un conjunto de nuevos Estados soberanos fue el resultado de procesos políticos que en un primer momento (el momento de las proclamaciones) afectaron solamente a la superficie de esas sociedades. Sin embargo este acto político puso en movimiento un conjunto de complejos procesos políticos y sociales insuficientemente estudiados según el criterio de destacados historiadores latinoamericanistas. El profesor Neil Macaulay destaca, junto a David Bushnell en su excelente libro The Emergence of Latin America in the Nineteenth Century (Oxford University Press. New York 1994), el hecho de que tan pocos académicos en América Latina y fuera de ella se han preocupado de investigar el proceso histórico concreto de la formación de las repúblicas independientes sobre la base de los restos de las estructuras político-administrativas heredadas del sistema colonial. Según estos autores las razones históricas de la fragmentación de la América española en una multitud de nuevas entidades políticas independientes no son tan auto-evidentes como pudieran parecer a simple vista del hecho histórico de la proclamación de independencia.

A mi juicio, la interpretación de Pakkasvirta sobre la ausencia de identidades locales en el proceso de surgimiento de los nuevos Estados es muy discutible ya que fueron precisamente ciertas identidades locales (expresadas políticamente en los Ayuntamientos de los centros urbanos comerciales) las que en algunos casos constituyeron el fundamento en la reconstrucción de las nuevas entidades políticas. Por otro lado, basta recordar la pugna sangrienta entre las ciudades nicaragüenses de Granada v León o la rivalidad entre Buenos Aires y las ciudades provinciales del interior para comprender la importancia y persistencia de las identidades locales en la América Latina del siglo XIX.

Comparadas con las viejas naciones de Europa occidental, los límites nacionales de las nuevas repúblicas debieron parecer extremadamente artificiales debido a que éstas no estaban claramente separadas por idioma, religión y tradición histórica. Las nuevas repúblicas inician su vida independiente como resultado del colapso del mismo sistema colonial hispano, con un cuerpo legislativo-institucional similar, con el mismo lenguaje y la misma religión. Las diferencias regionales al interior de las jóvenes repúblicas a menudo eran mayores que las diferencias entre Estados vecinos considerados como totalidad. Lo que sorprende no es la emergencia de los nuevos Estados, sino su viabilidad relativa como tales y la ausencia casi total de procesos secesionistas exitosos posteriores a la gran recomposición político-administrativa derivada de las guerras de independencia. Este proceso histórico es aún mas relevante al compararlo con la fragilidad institucional, la inestabilidad política e inclusive la desintegración (por ejemplo, Somalia) de algunos de los Estados surgidos de ex colonias europeas en partes de Africa, algunas de los cuales han sido calificadas por analistas politicos como «naciones fallidas».

Las interpretaciones generales del surgimiento de las identidades naciónales en América Latina deben fundamentarse en estudios históricos concretos. Es muy importante destacar la necesidad de investigar el desarrollo de instituciones básicas en la construcción de las nuevas entidades políticas nacionales, entre las más importantes la Iglesia y las Fuerzas Armadas.

La Iglesia por ejemplo, conservó vivo el sentimiento de comunidad entre los pobladores de regiones remotas y los centros urbanos, en donde se concentraba el poder político, durante el caótico período de desintegración de las gigantescas entidades político-administrativas del sistema colonial. Al colocarse por encima de la diversidad regional y étnica, la iglesia desempeñó una función preventiva evitando la pérdida del sentimiento de comunidad histórica y cultural.

Las guerras de la independencia y los sangrientos conflictos civiles posteriores a ella tuvieron, a pesar de las enormes pérdidas en vidas y propiedad sufridas en ellas, un efecto acelerador de procesos de cambio cultural y social. El discurso patriótico nacional de los dirigentes criollos hubiera carecido de efecto movilizador entre las antiguas «castas» si los conflictos armados no hubieran abierto posibilidades de movilidad ascendente para caudillos militares de origen mestizo y mulato, excluidos hasta entonces de los beneficios del poder político. Al mismo tiempo, la necesidad de proyectar el poder militar a los confines de las nuevas repúblicas obligó a millares de jóvenes enrolados en esas expediciones militares a salir por primera vez de sus lugares de origen situados en aldeas. haciendas y ciudades. Esta movilidad espacial contribuyó a la creación de un concepto de comunidad y un sentimiento de pertenencia más allá de los límites locales y regionales. Además el fenómeno de la guerra contribuyó a la exaltación de sentimientos patrióticos en las poblaciones de estos nuevos Estados y a la construcción de una identidad nacional. En aquellos países objeto de agresiones militares emprendidas por potencias extranjeras (por ejemplo México a finales de los años 40 y principios de los años 60 durante el siglo XIX) el fenómeno del nacionalismo tuvo un desarrollo particularmente vigoroso y se reflejó en la aparición de una vasta mitología patriótica que exaltaba a través de la música, la literatura y la pintura las virtudes exclusivas de la nacionalidad.

Los historiadores latinoamericanos han mostrado poco o ningún interés por el estudio de estos procesos, probablemente debido a la aversión política que estas instituciones, tradicionalmente conservadoras y represivas, han producido en los medios universitarios latinoamericanos. Los estudios existentes al respecto han sido en su inmensa mayoría escritos por historiadores angloparlantes y muy pocos han sido traducidos al español.

Por otro lado la historia del período independiente de las nuevas naciones no se escribió en una página en blanco. De nuevo, los estudios existentes de las instituciones coloniales en el período posterior a las reformas borbónicas de finales del siglo XVIII son escasos y a menudo obra de historiadores norteamericanos y, en menor medida de europeos. Estudios como el de Christon I. Archer sobre el ejército colonial en los últimos años del Virreinato de la Nueva España (The Army in Bourbon Mexico.1760-1810. Albuquerque, New Mexico 1977) debieron haber sido ampliamente difundidos e inspirado investigaciones similares en los centros de investigación social latinoamericanos. La importancia de este estudio es fundamental para el estudioso de las primeras décadas del período independiente, ya que varios de los primeros gobenantes del nuevo Estado fueron antiguos oficiales del ejército colonial (algunos de ellos habían servido a la causa realista y participado con distinción en la represión de la rebelión social encabezada por el cura Hidalgo).

Las interpretaciones generales de los procesos de construccción de la Nación en América Latina deberían fundamentarse en investigaciones históricas concretas. Desafortunadamente, muchos profesionales de las ciencias sociales en las universidades latinoamericanas han mostrado una predilección desproporcionada por interpretaciones teóricas de carácter puramente inductivo. El ensayo de Anne Rubenstein titulado «Media, Masculinity and the Post-Revolutionary Reconstruction of Mexican Identity or El Santo¹s Strange Career» destaca la importancia de los medios modernos de comunicación de masas en la producción de estereotipos culturales en el contexto de la «mass culture². A través de la popular figura de un conocido profesional de la lucha libre Rubenstein analiza el constante cambio en los contenidos sociales y culturales de la imagen de «El Santo» y su correspondencia con las grandes transformaciones en la sociedad mexicana postrevolucionaria. El proceso de generación continua de estereotipos sociales, mitos y estilos de la masculinidad a través de los medios de comunicación, su consumo por las grandes mayorías trabajadoras y su aceptación como parte integrante de la identidad nacional es analizado por Anne Rubenstein en su estimulante ensayo.

El aporte del recopilador Enrique Pérez Arias no alcanzó a responder la pregunta planteada en el título «¿Existe América Latina?». Esperemos que este emprendedor profesional de las ciencias sociales nos ofrezca en futuros trabajos una aproximación teórica más elaborada a la res-puesta de esta interrogante.Es importante resaltar el enorme esfuerzo desplegado por Enrique Pérez Arias en su labor recopiladora. El tema de la inclusión/exclusión de las minorías étnicas en las representaciones oficiales de la Nación es de una gran importancia académica y política y demanda la atención de los investigadores ocupados de la problemática social latinoamericana en esta parte del planeta. Esperamos que la publicación de la antología de Enrique Pérez Arias contribuya a estimular el interés por las sociedades latinoamericanas en la Universidad de Lund y a orientar parte de la actividad investigadora hacia el conocimiento de los procesos históricos de esa importante región del planeta.

El trabajo de análisis documental de Héctor Hugo Trinchero, «De la Colonia a la Nación. Discursos y prácticas sobre indios y fronteras del Gran Chaco» revela la importancia de la investigación documental etnohistórica. Trinchero enfoca su trabajo sobre los cambios de las imágenes oficiales de las minorías étnicas en una región periférica argentina. Lamentablemente Trinchero pierde por momentos rigor conceptual en el análisis del interesante material estudiado debido a cierto abuso de la metáfora y a su preferencia evidente por un estilo florido y grandielocuente en la exposición de sus ideas.

Desafortunadamente no me es posible, por razones de espacio, comentar el resto de las contribuciones presentadas en la antología de Pérez Arias. Sin embargo debo mencionar que todas son interesantes y que la obra en su conjunto no debe ser ignorada por los académicos y demás lectores interesados en el conocimiento de América Latina. Finalmente, es importante destacar el admirable esfuerzo editorial de la revista Heterogénesis esperando que esta labor continúe en el futuro con el entusiasmo característico desplegado por sus redactores.


Carlos Péres es antropólogo


Indice H-26 HOME