El contagio social

Lorena Acevedo


Contagio: traspaso de una materia contagiosa de un individuo a otro.

Materia de contagio: microorganismo provocador de enfermedades que se traslada entre individuos.

(Diccionario sueco Nortstedts)

«El contagio no necesita estar ligado a la medicina; el contagio puede producirse a través de personas que no pertenecen a nuestro grupo, a través de incursionar en ideologías, religiones o actitudes extrañas a nuestro grupo, entonces uno se convierte en el «otro», el contagiado por los foráneos: amenaza contra nuestra existencia»

Gustavo Aguerre, FA+, Director del grupo
Cita tomada del Manifiesto, octubre - 95

FA+ (Ingrid Falk y Gustavo Aguerre), el ;grupo director del proyecto de esta exposición es conocido por trabajar en grupo, no sólo entre ellos, sino también invitando a otros artistas a participar de sus proyectos. Esta vez, el grupo decidió hacer algo realmente grande y reunió no menos que 15 artistas de distintos países. A éstos se sumaron científicos y consejeros suecos.

El proyecto tuvo su origen en octubre de 1995. Su pri-mera etapa fue Dinner Event, una instalación en el Museo de Arte Moderno en Estocolmo (diciembre 1996-enero 1997) como parte de la exposición PÅ TIDEN, Arte Sueco Nuevo. El segundo paso era una exposición. Inicialmente la exposición sería sólo en Malmoe, pero el interés creció y ahora se planea hacer exposiciones en Estocolmo, Londres y Venecia. Para darle la mayor cantidad de matices posibles al concepto contagio, después de largas discusiones, el grupo decidió tener distintos temas en las distintas ciudades; temas que tuvieran que ver directamente con cada lugar. En vista de que Malmoe es una ciudad límite en la que viven muchos inmigrantes, decidieron trabajar con el concepto de «contagio social», «el otro», el extrajero, «aquel que contagia nuestra cultura con su no-cultura», como Gustavo Aguerre, me aclaraba en una entrevista.

El grupo de artistas está compuesto de 17 individuos y todos han hecho su propia interpretación del tema dado.

Juan Carlos Peirone hizo una interpretación bien directa del tema que resultó en Almacén TODO BIEN. Una pequeña tienda de alimentos presentada como escultura ubicada en uno de los descansos de la escalera del museo. La obra está inspirada en los pequeños almacenes ubicados alrededor de Möllevångstorget, un rincón de Malmoe considerado «pintoresco», pero a los ojos de Peirone más recuerda a un ghetto. El espectador podía ver un enorme aparador lleno de todo tipo de productos prestados de las tiendas señaladas encerrados tras un vidrio sobre el cual se podía leer el texto «Almacén TODO BIEN». Si uno se acercaba al aparador se podía sentir el olor del curry que abrazaba al pequeño «almacén».

Izq: Juan Carlos Peirone: TODO BOEN
Der: Casmo Info

Otra obra de la exposición era la del grupo Casmo Info (Alfredo Castro y Hans Anders Molin). El grupo había pegado imágenes sobre el suelo con la intención de que el público las pisara. Las imágenes mostraban personas y sus símbolos, o mejor dicho estereotipos, por los cuales ellos son reconocidos en Suecia: asiáticos con el opio, africanos con diamantes, caribeños con tabaco, etc. «Cuando uno pisa algo, influye no sólo aquello que se pisa, sino también se influye a sí mismo. Es algo parecido como cuando pisas un excremento de perro en el camino; eres influido por ese acto, eres contagiado», explica Alfredo Castro.

FA+ trabaja con rejas de la construcción. «La reja es un material increíblemente fuerte, encierra y deja afuera, establece límites..» explica Ingrid Falk. En medio del patio del castillo construyeron una cruz nazi de rejas, «una estructura completamente inútil, que hemos dedicado a Kajsa Ekholm Frieman, profesora de antopología de la Universidad de Lund. Ekholm había declarado en Estocolmo en una reunión abierta organizada por grupos identificados como racistas y luego en el diario de cobertura nacional Dagens Nyheter (6 mayo) que «toda la inmigración ha sido para mal desde el tiempo de los egipcios».

Juan Castillo visitó seis familias en el sector de Lindängen de Malmoe en el que vive gran cantidad de extranjeros y les pidió su «imagen querida». Luego hizo escanear las imágenes para posteriormente trabajarlas sobre soportes de yeso. Las imágenes, puestas boca abajo, se reflejaban en un receptor de 1x1 m y unos 10 cm de profundidad lleno con un líquido negro. Un televisor puesto en forma invertida reflejaba en el líquido la proyección de esas imágenes sobre un tramo de la autopista. Los originales habían permanecido en los departamentos y si uno quería, podía ir a verlos en los hogares, en su ambiente original. Castillo trabaja el concepto del reflejo de uno mismo en el otro.

Carin Carlsson fue mucho más lejos que FA+. No se conformó con señalar un límite con rejas, sino que «minó» el pozo del Museo de Malmö y en algunos lugares en las orillas del pozo puso también letreros con el texto «KSS, Konservera Sverige Svenskt/ Conserve Suecia Sueca». Las minas no eran verdaderas, llenas con material explosivo, sino que eran latas de conservas de surströmming, arenque báltico fermentado. El título hace alusión a un grupo racista que se autodenomina «Bevara Sverige Svenskt», cuya traducción al castellano es «Preserve Suecia Sueca».

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En relación a la exposición se editó un «diario» en vez de un catálogo en el cual escribieron personas de distintas disciplinas: biólogos, historiadores del arte, etnólogos, semióticos, artistas. Cada uno analiza el contagio desde su propio punto de vista y su formación profesional, lo cual hace del diario un texto variado. El contagio es descrito desde un punto de vista fundamentalmente microbiológico, hasta equiparar el contagio con la igualdad. La idea es que el diario tenga distintas ediciones dependiendo del lugar donde Contagio se encuentre y del tema que se desarrollará en cada lugar. Sin embargo, en esta edición no hay muchos artículos que hayan tratado el tema específico de Malmoe, el contagio social.

¿A qué quiere llegar el grupo con esta exposición?
«Queremos que la gente empiece a pensar de verdad, en serio, especialmente aquí en Malmoe, que se está yendo todo hacia la derecha», dice Aguerre.
Todos los artistas interpretaron la propuesta del contagio social de distintas maneras. Estamos hablando de 17 individuos que juntos habían acordado el tema, entonces cabe preguntarse por qué no todos lo trabajaron. FA+ invitó no sólo a artistas que trabajan en Suecia, sino a artistas de Inglaterra, Italia y Argentina y fueron justamente éstos los que más alejados estaban de la problemática del contagio social en Malmoe. Esto se entiende justamente por su foraneidad en el lugar y la discusión que se lleva en Suecia.

Siguiendo el concepto de la exposición, aunque de otro contexto socio-cultural era la obra de la artista argentina Noemí Escandell, quien trabajó con el caso de los indios toba y mocoví que han emigrado de la provincia del Chaco a la vecina Rosario, en la provincia de Santa Fé en el transcuro de estos últimos 20 años. El contagio social y cultural se produce en el encuentro de los tobas y mocoví con los habitantes de Rosario. La obra consistía en una cama cubierta con un paño plateado y sobre éste una pieza de material blanco sobre el que proyectaban alternadamente un indio toba y una india mocoví de cuerpo completo. Algunos textos enmarcados aclaraban brevemente el sen-tido de la obra. Noemí tomaba un caso que desde luego le llega más cerca y que es actual en América Latina, no sólo en relación a los indios tobas, sino con todos los pueblos indígenas del continente americano.

El artista inglés Lennie Lee pegó afiches de sí mismo en todo Malmoe. Los afiches tenían el siguiente texto: «¡Atención habitantes de Malmoe! Este hombre es peligroso y es buscado por la Defensa Nacional. Ha huido de la cuarentena y está infectado con un virus mortal» Un poco más abajo había un número de teléfono al que se podía llamar si uno se encontraba con el sujeto en la calle. Muchos se tomaron la cosa en serio y llamaron por teléfono. Una idea bien divertida, pero ¿qué pasa con todos esos llamados? ¿Serán documentados? ¿Cuál era la idea de que la gente llamara por teléfono? ¿Se trataba todo de una broma? Y ¿Qué pasó con el contagio social?

En el diario escribe Ingrid Falk que había sido bien difícil entusiasmar a los artistas suecos de participar en el proyecto, les costaba trabajar en conjunto, o como ella misma expresa: «Hemos comprobado que para los artistas suecos la frase trabajar en conjunto suena a orgía, Dios nos perdone!». Es una lástima que más artistas suecos no hayan participado en el proyecto ya que el contagio social no debería solamente incumbir la «materia de contagio» sino también «al contagiado». Esta discusión ha existido desde hace un buen tiempo, pero de ninguna manera debería dejarse de lado.







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