Blaise Reuterswärd:
Ahora, 2001

Yta och innehåll



Daniel Urey*



La exposición Sur Face en la Galería comunal de Arte de Lund / Aura, trata la superficie, sobre como ésta nos entrega información y nos llega a los sentidos. La piel es nuestra herramienta más importante para reconocernos en este mundo; es a través de ella que rozamos el mundo y es a través de ella que el mundo nos toca. Sur Face trata también sobre la concentración en lo superficial, sobre ver y sentir lo que se vive con la ayuda de los sentidos. Todas las obras tienen una superficie que atrae nuestra curiosidad de todas las formas posibles. Algunas nos llaman a tocarlas por el sentimiento de cercanía o de repudio que nos provoca. Ya que inclusive lo repugnante y provocativo despierta nuestros sentidos y a veces es lo que nos atrae más, cuando el superyo pierde su control sobre nosotros, lo que sucede al observar la obra de Chris Cunninham Flex 2000. Lo perverso y violento nos hace detenernos para observar la obra, lo prohibido despierta siempre la curiosidad de nuestros sentidos. Otras obras nos atraen por su espíritu de sensualidad. Pero no son solamente las obras de arte por sí solas las que despiertan estas sensaciones, sino que una combinación de ellas también lo puede lograr. El curador Pontus Kyander, quien es el responsable de esta exhibición, nos ha mostrado cómo diferentes obras pueden integrarse a un mismo contexto de una buena manera. En un principio estaba escéptico en relación al concepto de esta exposición, me resultaba difícil entender lo que se quería con las superficies, pero mi relación con la muestra fue cambiando a medida que la fui recorriendo. Se construyó un puente entre mi escepticismo y el concepto de la muestra, nos comprendimos y nos simpatizamos. Como un niño adulto me desplacé alrededor de la muestra, observé, conocí y olfateé las obras.

En el primer espacio del salón nos encontramos con dos artistas y sus obras; Gary Humes y sus grandes pinturas Birdpoint, She, Blackbird y Scared. Aquí encontramos también la escultura de bronce de Humes Back of Snowman junto con un almohadón gigante de David Svensson. Hay una sensación fría en este local, a la cual las pinturas de Humes contribuyen mucho, ya que estas pinturas están llenas de una propiedad igualmenmte fría. La superficie de aluminio sobre la cual estan representadas, las transforma en pesadas, duras, planas y frias. En su obra no hay nada que represente su personalidad, no se puede recoger una idea del autor como ser humano, como observador, uno se comunica solamente con la superficie. Lo que también las hace impersonales es lo decorativo, las pinturas funcionan como decoraciones sobre las paredes, como hermosos tapices. Pero ésta es la idea de toda la muestra, partir de la superficie y nada más. No importa lo mucho que intentemos introducirnos en su obra, Humes no lo permite, la superficie funciona como un blindaje, protege la obra de cualquier penetración fantasiosa. Esto vale también para el gran almohadón de David Svensson, no es un almohadón privado, no es suyo, ni mío ni tuyo. No es pertenencia de nadie, o mejor dicho, de todos, pero esta anonimidad tiene algo que la obra de Gary Humes no tiene. Nuestra relación con las almohadas es íntima, la formamos de acuerdo a nuestro gusto.

Chris Cunningham: Flex,2000

Ernesto Neto: Broto Nave, 1997

Gary Hill: Blackbird, 1998

Las obras de Svensson y Humes crean al mismo tiempo un contexto interesante, un espacio sin sentires personales, se puede comparar con un living despojado de objetos decorativos; el gran almohadón sobre el cual quienquiera que sea se puede apoyar por un momento, al mismo tiempo que se está rodeado de objetos decorativos. El tamaño de las obras hace también que un espacio de tal tamaño pueda sentirse como íntimo, ya que las obras tienen el lugar justo, especialmente el gran almohadón.

En el espacio siguiente nos encontramos con la obra de Blaise Reuterswärd, quien ocasionalmente trabaja con fotografía de modas, y la obra de Ernesto Neto, las cuales en conjunto crean el mejor espacio de toda la exposición. Descansa un sentimiento hermoso y sensual en la obra de Reuterswärd, Nu, que se conforma de primeros planos de cuerpos que nos muestran el cuerpo femenino totalmente desnudo. Las imágenes son difusas, tomadas en tinieblas y son totalmente dominadas por la piel luminosa, por los cuerpos cuasi transparentes. Pero esta sensación sensual no sería tal sin la escultura-carpa de Ernesto Neto, Broto Nave. Una membrana fina (tela o licra) nos separa de la escultura y su interior. Al tocar este material, mis pensamientos se acoplaron a los de una tela como la utilizada para los camisones, una membrana que separa el exterior de lo más sensible, la piel. Estos son los aspectos entre los cuales nos movemos en este espacio, la Broto Nave de Neto de la cual podemos formar parte y la piel desnuda de Reuterswärd. Hay una enorme diferencia entre este espacio y el que exponen Hume y Svensson, aquí hay calor. Lo íntimo es algo que definitivamente se puede vivir en la obra de Reuterswärd y sus primeros planos y en la obra de Neto llamada nave. Son obras mayormente atractivas o llamativas, crean una especie de seguridad en el ambiente. El hecho de que se pueda entrar en la obra de Neto, cuya entrada tiene una forma vaginal con botones para abrir y cerrar a gusto, hace que haya un cierto erotismo en ella. Esta sensación crece cuando se combina especialmente con una de las imágenes de Reuterswärd, un primer plano de una vagina. Todo es condimentado con el aroma de clavos de olor, aroma apreciado desde un principio del camino hacia la escultura.

En la otra sala de la exposición, Auras Krognoshus, nos encontramos con una cantidad de ejemplos de buen arte y especialmente buen orden de Kyander quien consigue crear una combinación interesante de diversas formas artísticas que en realidad nada tienen que ver las unas con las otras. Por otra parte, su combinación crea algo inesperado, algo perverso. En un espacio se muestran obras de Marcia Thompson y Per Wizén. La obra de Thomson consta de pinturas en forma de relieve que recuerdan al minimalismo; son manchas de color que le da volumen. Las imágenes son dominadas también por superficies trans-parentes lo cual les da un toque tridimensional, ya que se crea también un espacio detrás de la obra. Wizén eligió trabajar con pinturas de Piero della Francesca, Massacio y Cara-vaggio. Sus imágenes están conformadas por collages o montajes fotográficos hechos con ayuda de técnica digital. Tomando una serie de detalles de obras de los maestros artistas italianos, los coloca en nuevos contextos cargados de sexualidad, donde el deseo prohibido está en el centro de atención. Se trata de deseos sexuales entre hombres mayores y niños jóvenes, son imágenes que despiertan repudio más que deseos. Las viejas obras son liberadas de la simbología y los valores de su época para contar nuevas historias modernas. Las imágenes pertenecen a otro tiempo pero sus contenidos al nuestro; el discurso actual sobre el deseo sexual, sobre lo que se puede y no se puede desear. Lo perverso es el común denominador de las obras de estos dos artistas, como lo nombré anteriormente. Esta perversidad se ve de diferentes maneras. En el montaje fotográfico se encuentra en el contenido de las imágenes mismas, es lo que esas imágenes nos dicen y nuestra interpretación lo que crea el sentimiento de perversidad. En las pinturas en bajorelieve, lo perverso está en que el material tiene una consistencia llamativa, crea la necesidad de tocar, acariciar o ensuciar. Todas las obras hablan de tocar pero en diferentes niveles, una por la cercanía corpórea y otra por la fascinación y la fijación por el material.

El arte video también se encuentra representado en esta exposición por medio de Chris Cunningham (quien anteriormente ha trabajado con efectos especiales dentro de la cinematografía y ha hecho videos musicales para Madonna entre otros), Pipilotti Rist, Yayoi Kusama, Fani Neimi-Junkola y Miyeon Yoon. En el video de Chris Cunningham Flex 2000 observamos una complicada relación entre un hombre y una mujer, impregnada de violencia y sexo. Hasta lo íntimo tiene su papel aquí, pero visualmente no recibe mayor espacio que la violencia y lo erótico, a veces hasta pornográfico. Es también la pequeña intimidad que podemos observar la que nos confunde, es lo que irrumpe en esa atmósfera oscura en la que se encuentran esas personas. Por causa de esa intimidad no podemos dilucidar quién es el victimario y quién la víctima. El video de Fanni Neimi-Junkola se diferencia bastante del de Cunningham. El suyo es sencillo, directo y parecido a una documental. Se concentra más en lo artístico y no tanto en lo pleno de efectos avanzados. Tampoco presenta violencia. Pero también hay parecidos entre las obras, ambas muestran relaciones de poder y ambas despiden esa inseguridad sobre quién controla la situación. En el video de Neimi-Junkola se aprecia un juego de poder entre el espectador y la bailarina de striptease que está siendo filmada. Su dansa es hinoptizante y perseguidora y la cuestión es nuevamente quién domina a quién. Otro aspecto interesante es cuánto estamos dispuestos a tolerar en el nombre del arte o mejor dicho hasta dónde puede el artista llegar, cuánto puede realizar en el nombre del santo arte.

Elijo terminar este artículo con un par de palabras que considero ser reprentativas de lo que esta exposición quiere decirnos; se trata no solamente de superficies sino también de amor, intimidad, sensualidad, sexo, violencia y alienación.

Traducción del sueco: Miguel Gabard

* Daniel Urey es estudiante de historia del arte de la Universidad de Lund

Sur Face, Galería Comunal de Arte de Lund/Galleria Aura (Suecia)
1 de junio - 26 de agosto de 2001
Fotos: Catálogo de la exposición





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