PROYECTO ARTÍSTICO
INTERNACIONAL


EDICIÓN 2008


EL LAGO DE CHAPULTEPEC
La tradición en la sangre verde
(ensayo completo)


* LUIS SANTA CRUZ *

4. ‘VENIMOS A VER AL ENFERMITO’

Una de las maneras más importantes para conocer lo que significa Chapultepec para los mexicanos es a través de su relación directa con este lugar; ya sea por cuestiones de trabajo, o bien, por un agradecimiento peculiar con un sitio que ha desarrollado en ellos al convertirse de una fuente de empleo o esparcimiento a parte de la vida.

Por ello es que se incluyen opiniones al respecto de algunos de los funcionarios entrevistados en los capítulos anteriores, así como comerciantes, becarios y visitantes.

4.1 LOS AMANTES
l “CHAPULTEPEC ES MI VIDA”: FELÍCITAS GUEVARA.
De paso lento y mirada perdida, la señora mueve con firmeza un picahielo para fragmentar un gran trozo que será utilizado para enfriar las bebidas que vende a un costado de la rampa de acceso al Castillo.

Ayudada por su nieta, quien vocea los productos: “¿Qué le damos?, pásele. Tres naranjadas por 10 pesos, ¡Pásele!”, la señora contesta con espanto que no sabe mucho sobre Chapultepec, aun cuando ha pasado 28 años de su vida trabajando dentro de sus instalaciones.

“Chapultepec es mi vida, ¿qué quiere que le diga?”, contesta mientras trata de mantener firme la voz que se le quiebra por dos repentinas lágrimas. “De aquí ha salido para sacar adelante a la familia y con esto han crecido mis hijos. Por eso le pido al gobierno que nos deje trabajar, que no nos pongan trabas para podernos poner y seguir aquí. Porque hubo muchos problemas para algunos compañeros y eso no se vale.”

l “HAY HISTORIA DEBAJO DE CADA PIEDRA”: AMPARO GÓMEZ
Una amante de la historia. Parece no percatarse del brillo que emanan sus ojos cuando habla del tema que contiene el centro mismo donde trabaja, el Museo Nacional de Historia. Mujer menuda, con lacio cabello negro que cae hasta sus hombros. Sencilla de trato y accesible a todas las dudas surgidas. Parece entusiasmarse por el interés que despierta su trabajo.

“Todos los que trabajamos aquí tenemos un privilegio muy especial en la ciudad de México: lleno de historia. Testigo de acontecimientos pasados y contemporáneos. Cuando entras te remites a las diferentes épocas y quisieras hacer hablar a las piedras por que hay muchas cosas que no tienen respuesta.”

Quizá de allí emana el cariño particular de esta Profesora Investigadora del MNH, historiadora de profesión y “enamorada de todos los espacios del Bosque. Si los empiezas a conocer, los empiezas a querer.” Poblana de origen, la historiadora cuenta que antes de iniciar su labor de 15 años en investigación dentro del museo, visitó en algunas ocasiones este sitio, pero nunca imaginó laborar aquí.

“Las primeras veces, con mis padres vine a ver y no me llevé nada, pero en las siguientes tuve mayor interés y después vine por mi propio pie y a buscar bibliografía para conocer más.”

En cuanto a la importancia que tiene este centro para los mexicanos, la entrevistada hace una larga reflexión en la que incluye el sentido que ha tenido este lugar para con el mexicano:

“Chapultepec es, hasta el último rincón del país, un lugar que atrae al mexicano a hacer una visita obligatoria, así como el Zócalo y la Basílica de Guadalupe. Siempre hay un motivo y lo atribuyo a que es un lugar mágico, la gente viene en busca de sus raíces. Este es un lugar que resguarda la memoria histórica del mexicano. Tenemos ejemplos de todo. Cada objeto es testimonio de un momento histórico.”

l “LOGRAMOS EL OBJETIVO, DISFRUTAMOS DEL TRABAJO HECHO”: JOSÉ MANUEL ÁVILA
Un hombre de mirada rápida, listo para responder a cualquier pregunta o bien, resolver eventualidades que se suceden y saturan el teléfono de su oficina o el celular. Los rayos del sol iluminan ampliamente su rostro blanco y su cabello castaño. Sin embargo, a pesar de la importante entrada de luz, el lugar es frío, lleno de papeles, mapas, carpetas con información sobre los reportes del avance del proyecto.

El piso de madera, oscurecida por la constante aplicación de barniz sobre el polvo acumulado, gime a cada paso. Pero todo parece natural, esa sensación de agitación que emana de uno de los hombres más atareados de Chapultepec hasta en la forma en que toma un cigarrillo con la colilla deforme por la constante presión y succión ejercida.

Vestido con una playera amarilla con el escudo de Revive Chapultepec justo sobre el corazón, el entrevistado narra los puntos finales de las acciones arriba descritas y supervisadas directamente por él. Sin embargo su semblante se transforma al escuchar una pregunta referente a su sentir personal sobre lo que significa ese centro para un hombre que es más que el subdirector Ejecutivo:

“Cuando llego a trabajar me encuentro con gratos recuerdos. No sólo de las funciones que he realizado aquí, sino también de las muchas veces que vine de chavo: las pintas para remar en el lago o subir al Castillo o hasta darle una vuelta al Zoológico. Ahora traigo a mis hijos y me siento plenamente satisfecho de que se diviertan en un lugar donde participo directamente en su conservación.”

Además, esta satisfacción personal se manifiesta en la manera en la que se expresa de sus colaboradores, cercanos y no tanto: “De mi equipo de trabajo puedo decir que simplemente logramos el objetivo y que disfrutamos del trabajo hecho. Y de las opiniones sobre el Bosque, mi hijo menor me dijo que le gustaba mucho lo hecho: “hay más luz, más espacios, las nuevas lanchas y me gusta mucho cómo se ve”.

“La chamba la hacemos con gusto, es algo muy satisfactorio. Lleno de problemas pero con muchas satisfacciones. Queremos seguir con las obras y poner en ellas todo de nuestra parte,” finaliza.

4.2 LOS VISITANTES
l “TODOS TENEMOS DERECHO A VENIR”: GRACIELA MEJÍA Y ALBERTO RANGEL.

Miran tranquilamente como transcurre la tarde en un lugar apacible, justo en la entrada de la Calzada de los Poetas. Parecen huir del bullicio porque saben cuáles son los lugares adecuados del Bosque para pasear en domingo, caminar un poco y recordar las imágenes que el pasado les proporciona.

“Venimos cada 15 días, cada mes. Vamos mucho a la zona de la Quinta Colorada y de ahí caminamos hasta el Zoológico. Encontramos todo más limpio, aunque la entrada principal está llena de gente y de comerciantes.”

Entonces sus opiniones se interrumpen constantemente, en busca de aflorar sus memorias y comentarios cortando la inspiración al otro. La señora Graciela recuerda con orgullo los paseos con sus hijos; mientras que el señor Alberto expresa su molestia por la falta de cuidado que tiene la gente con este parque:

“Nosotros traíamos a nuestros hijos cuando eran chicos. Seguido veníamos, aunque crecieron, se casaron y se fueron y dejaron de venir. Me acuerdo del Centro de Convivencia Infantil, que era un lugar muy bonito y ahora está cerrado. Pero sigue esa tradición y ya que nos quedamos solitos seguimos viniendo. Veníamos para que la familia tuviera algo diferente, crearle recuerdos. Por eso ahora que cerraron nos dio coraje.”

“Empezando se ve muy limpio, pero parece que la gente no entiende que tiene que cuidar, tirar la basura en los botes. Otra cosa, la zona de la entrada está llena de comerciantes, además de la gente. Hay unas colotas para entrar o ir a las lanchas nuevas. Pero todos tenemos derecho a venir.”

Sin embargo, a pesar de la disputa marital, ambos se ponen de acuerdo en aquellas cosas que les ha brindado el lugar para acrecentar su acervo de recuerdos o bien, aconsejar sobre el porqué venir aquí de visita:
“Esto es tradicional para nosotros. Antes traíamos a nuestros hijos aquí. Ahora ellos traen a sus hijos y no hay un lugar donde les digan: ‘No se puede pasar’ ni nada de eso. Todo es costumbre para el mexicano. Aquí se siente lo fresco, aquí podemos salir a descansar del smog y no es igual a ir al jardín de la colonia.”

Entonces toma la palabra la señora para resaltar el valor de Chapultepec: “Vale la pena venir: vemos a familias muy sencillas pero que disfrutan mucho venir aquí. Hasta nos acordamos de cuando veníamos nosotros. Mi marido se ponía a jugar futbol con sus hijos y era muy bonito.”

También la señora Graciela nos describe las últimas imágenes de aquello que tanto le ha maravillado del Bosque: “Alguna vez nos tocó un concierto con la orquesta Sinfónica de la Ciudad de México en el Foro de las Tazas. Tocó música popular y es algo que no habíamos escuchado, sobretodo porque es muy difícil que vayamos a una sala de conciertos.”

Finalmente, Don Alberto inicia su descripción del pasado y recrea sus imágenes: “Antes en la Segunda Sección se podía andar en bicicleta, en la Calzada de las Fuentes iban a aprender a patinar. Nos encanta recordar porque cuando los hijos vienen, todos vamos a la visita. Ya la otra vez fuimos a dar un paseo en el trenecito de la Segunda Sección.”

l “VENIMOS POR LA CURIOSIDAD DE VER CÓMO QUEDÓ”: ARACELI GUTIÉRREZ

Es notoria su sencilla condición. No puede ocultar la pena de hablar con un desconocido sobre algo que cree ignorar sin siquiera escuchar.

Por eso oculta la mirada entre su pecho y ríe tímidamente al escuchar la primera pregunta. Entonces voltea hacia su compañera y al obtener una mirada de complicidad acompañada de otra risita; por fin se decide contestar:
“Hace mucho que no venía; pero ahora ya vimos que separaron el área de comida, ya cambiaron las lanchas y ahora son de pedales.”

“Ya nada más pediría”, continúa, “que se mantuviera limpio pues a pesar de que hay botes, la gente tira la basura donde sea y también que pongan más porque de repente no hay muchos. En el lado de acá atrás hay uno lleno y tiene toda la basura tirada en el suelo.”

Entonces recapacita lentamente sobre el por qué decidió pasear por Chapultepec el mediodía de un domingo cualquiera y pensó en el común ‘me gusta todo, pero ¿cómo qué?’

“Lo que más me atrae son los espacios vacíos, donde no hay tanta gente, como que te cansa. Venimos por la curiosidad de ver cómo quedó después de la remodelación, pero nos quedamos en la plática y sí vamos viendo los cambios. Pero seguro que sí regresamos.”

Y entonces, al alejarnos podemos escuchar su última risita, encubierta por la palma de su mano.

l “NOS SORPRENDIÓ VER AHORA COMO ESTÁ”: JAIME PEREA.
Sentados a un costado de la Fuente de Nezahualcóyotl, con su gorra azul y sus shorts de nylon, el señor Perea y su familia se ponen de acuerdo sobre todo lo que han hallado en su visita; la primera después de mucho tiempo.

“Nos sorprendió ver cómo está, precisamente el Zoológico está muy cambiado, muy dinámico. Las áreas verdes están muy bien. Yo creo que el hecho de quitar árboles viejos y enfermos estuvo muy bien y obligará a que se siembren nuevos, que al crecer harán que se vea más bonito el Bosque.”

“Está muy limpio,” comenta la señora sentada frente a la carriola, “yo creo que la medida de prohibir entrar con comida al Zoológico es buena. La gente está acostumbrada a tirar todo en el piso. Pero es una manera de crear conciencia en la gente aunque los nuevos depósitos de basura son muy pequeños.”

Finalmente la familia Perea lanza un mensaje al gobierno capitalino: “La medida en beneficio de la ciudad, fue muy buena, aún cuando anunciaron la salida de comerciantes ambulantes y está lleno de ellos en la entrada principal.”

4.3 LOS DEPENDIENTES
l “EL LUGAR NO ESTÁ COMO ANTES, SOBRETODO POR LA LIMPIEZA AMBIENTAL”: GABRIEL OTERO.

Con un extraño acento, quizá yucateco, el cabello extremadamente delgado y claro como su piel. Este hombre de palabra fácil, orgulloso de ser humanista, tiene como adorno de su oficina habilitada en un rincón escondido de la Primera Sección, juegos de picos y palas para trabajos en los alrededores. Siempre ofrece algo: un refresco, una revista, un tríptico, un libro, algo que pudiera servir para obtener más información.

“Nunca te vas de aquí con las manos vacías. Nada más te lo encargo porque no tenemos otro documento como ése. Regrésamelo la semana próxima por favor”. Esa fue su canción de despedida durante varios meses, en los que además prometía ser el contacto con otros expertos en el Bosque, como Guadalupe Espinoza y José Manuel Ávila.

Sin embargo su ayuda y comentarios sirvieron para encontrar nuevas pistas sobre las cuales investigar. “El Bosque no está como antes, sobretodo por la limpieza ambiental. La Plaza de Acceso Principal, tenía una reja perimetral a varios metros del Altar a la Patria y éste estuvo rodeado de áreas verdes. Ahora se recorre la reja alrededor del monumento y se abren accesos. La entrada era rodeando el Altar y continuar por la calle Bolívar para llegar a La Milla. Ahora hay pasillos accesos que conducen a la Plaza de Acceso Principal ésa es una diferencia fundamental.”

Otra de las mejoras tangibles que tiene el Proyecto para el director de Proyectos Culturales del Bosque es la redistribución de los comerciantes sobre la calzada de La Milla:

“Eso va a limpiar y será una medida que coadyuve a dispersar a la gente. Ahora, quienes vienen al Zoológico van a seguir viniendo pero van a entrar sin el cuello de botella que antes existía. Se tienen focalizados a los vendedores y se limpiará un área de 500 ó 600 metros completamente contaminados de basura y gente.”

l “QUEREMOS QUE VEAN CHAPULTEPEC COMO SITIO ARQUEOLÓGICO”: GUADALUPE ESPINOZA
Una mujer áspera, impaciente, ansiosa, puntual en sus comentarios y, sin embargo, dispuesta a cooperar en una investigación que, desde su punto de vista no tiene que ver con su trabajo. Se empeña en aclarar que las excavaciones arqueológicas iniciaron años antes que el proyecto de Revive Chapultepec.

“Para el futuro vamos a seguir excavando en la zona habitacional teotihuacana que está en el cerro. Es un proyecto donde el Museo tiene énfasis; se volverá a abrir dentro de uno o dos meses, pero que no pertenece al proyecto de remodelación.”

Quizá lo único en que cede es en aceptar que sin el cierre, sus trabajos no habrían tenido la relevancia que actualmente adquirieron puesto que la cara del Bosque puede cambiar radicalmente después de todos los vestigios hallados en los últimos seis años.

“Yo pienso que lo más importante es el boom publicitario que han hecho con los hallazgos. Ahora hay que concientizar a la población que Chapultepec es una zona arqueológica muy importante y que no es solamente el Zoológico, el Castillo y los Lagos.”

Además, con sus comentarios nos recuerdan que no necesariamente todos los vestigios prehispánicos se encuentran ocultos bajo la tierra o en una bodega: “Un vestigio de la presencia imperial son todos los ahuehuetes del Bosque que fueron traídos por Nezahualcóyotl y que también son objetos arqueológicos resguardados por Monumentos Arqueológicos del INAH”.

Finalmente, esta mujer de cabello oscuro que devora rápidamente el humo de un cigarrillo en una sala rodeada de cristales y premuras del Museo Nacional de Historia, nos explica qué conclusiones tiene actualmente de las excavaciones realizadas:

“Faltan todos los resultados de laboratorio, de fechamiento. Pero para mí la aportación más importante de estos hallazgos es dar a conocer a la sociedad civil la importancia que tiene Chapultepec como sitio arqueológico, para que sea visto no sólo como un centro recreativo, sino como un sitio antiguo muy importante, de bastante relevancia dentro de la Cuenca del Valle de México.”

l 30 AÑOS EN CHAPULTEPEC CON FOTOS Y HELADOS: MANUEL GÓMEZ Y ANDRÉS LÓPEZ.

Dos personas de caracteres opuestos. Situados incluso en ritmos de trabajo diferentes dentro de la Primera Sección.

Uno se mueve, habla sin mirar a los ojos, porque si se detiene en una entrevista puede perder a los cinco chavos que quieren una foto del recuerdo a un costado del accedo al Museo de Arte Moderno. “Sígale, sígale”, dice mientras camina de un lado a otro de su caballito de madera para sacar la película de revelado automático con la cual ganarse sus treinta pesitos.

Mientras que el otro parece buscar un lugar donde no venderá nada. Sentado en una de las banquetas de la parte trasera de La Milla, cerca del Monumento a Martí. Mira pasar el tiempo, incólume como los árboles que le rodean. “No le oigo”, dice mientras aguza los ojos para poder entender mejor las preguntas.

“Llevo 30 años de trabajar aquí. Llegué por casualidad porque mi líder de fotógrafos me mandó. Yo trabajaba en la Basílica. Pero éste es mi lugar, viendo a todos los niños y familias. Además quedó muy bien. Me gusta mucho todo lo que hicieron y qué bueno que ya abrieron porque de veras no alcanzaba”

Dentro de su experiencia en las fotografías panorámicas de Chapultepec, el señor Andrés López cuenta haber vivido una remodelación previa al proyecto del 2004 a mediados de los años ochenta:

“Pero no se compara, ahora sí dejaron bonito. Está muy bien esto que hicieron, que el gobierno siga adelante. Porque este lugar es para gente como yo, que ha pasado mucho tiempo aquí, se convierte en un lugar muy especial, que hace sentir infinidad de cosas.”

Por su parte el señor Manuel Gómez también comenta haber llegado por casualidad a trabajar en el Bosque hace 30 años; sin embargo su opinión es diferente:

“De los cambios que he visto, no hay mejoría. Creo que está peor porque ya quitaron los juegos, quitaron bicicletas, caballitos. La gente que viene busca donde jugar con sus hijos y ya no hay donde.”

Del Bosque, este señor de cara endurecida por el tiempo y de pocas palabras tiene también pensamientos contradictorios, parecidos a no querer reconocer que en el fondo siente profundo amor por el sitio, quizá por el egoísmo de compartirlo con un desconocido:

“Me ha gustado porque viene la gente a jugar, a pasear. Creo que la remodelación ha ayudado porque limpiaron el bosque, pero falta que le metan mano a las áreas verdes. De todos modos no siento nada por Chapultepec, vine aquí a trabajar porque no estudié y tengo fracturado un pie, ¿en qué otra cosa podía trabajar? Por eso terminé aquí.”

l “NOS GUSTA VENIR A UN BOSQUE COMO ÉSTE” : MARÍA DE LA LUZ GARCÍA Y FERNANDO GONZÁLEZ
Dos jóvenes andan como locos por las áreas verdes en recuperación aledañas a la rampa de acceso al Castillo. Visten casacas verdes y gorras del mismo color que les distinguen como voluntarios del Fideicomiso.

Dan vueltas, reconvienen a los necios que arman su partido de futbol, amarran hamacas o disfrutan de sus días de campo sobre tierra compactada y estéril que algún día del futuro es posible que tenga pasto.

“Nosotros orientamos a la gente ambientalmente. Venimos aquí porque nos agrada la idea de venir a un bosque como éste. Es un lugar muy atractivo para el servicio social; nos gusta nuestra labor porque ayudamos al cuidado de la naturaleza.”

En cuanto a la imagen que Chapultepec les provoca, Fernando opina: “La remodelación está bien, pero la gente no comprende el esfuerzo que se está haciendo para preservar el bosque: tira basura, invade la áreas en rehabilitación, cuelga hamacas en los árboles y además a nosotros no nos hace caso.”

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